Porque, como decía Unamuno, todo no es sino nada, nada, nada... y hedionda nada que al soñarla apesta.
"God keep His Oath to Sparrows-
Who of little Love- Know how to starve-"
(690, Emily Dickinson)
- ¿Quién eres?
Me preguntó un día.
- Soy nada- le dije
y me creyó.
Paseamos juntos
por la tarde,
mientras el parque caía.
Detallamos el vuelo de los pétalos
y vimos a los gorriones abrirse.
Más de una vez cerraste los ojos,
me preguntaste por el sueño
y por la ilusión
y te respondí con silencio,
pisando la tierra que pisabas.
Me creíste de nuevo.
Apoyamos la espalda contra el césped fresco;
el cielo nos observaba con curiosidad;
las nubes buscaban formas en nosotros,
nos pusieron nombres.
- Destello- dijo una.
- Paraíso- dijo otra.
Una hoja se desmayó a nuestro lado,
posó su cuerpo inerte
y me preguntaste
qué estaba pensando.
Pinté entonces un castillo
en la palma de tu mano,
y tu, de nuevo,
me creíste.
Luego llego el momento
- Tengo que despedirme-
dije
y una lágrima se aferró a tu mejilla.
- Permíteme-
y la maté frente a ti.
- ¿Quién eres?-
preguntó de nuevo.
- Soy nada- le dije,
y esta vez
no estoy muy seguro
de si me creyó.
Manuel Alejandro Cruz
(Nunca fuimos capaces de cruzarlo, ni tampoco de surcarlo...)