miércoles, 31 de marzo de 2010

El paseo de la nada

Porque, como decía Unamuno, todo no es sino nada, nada, nada... y hedionda nada que al soñarla apesta.


"God keep His Oath to Sparrows-
Who of little Love- Know how to starve-"
(690, Emily Dickinson)


- ¿Quién eres?
Me preguntó un día.

- Soy nada- le dije
y me creyó.

Paseamos juntos
por la tarde,
mientras el parque caía.

Detallamos el vuelo de los pétalos
y vimos a los gorriones abrirse.

Más de una vez cerraste los ojos,
me preguntaste por el sueño
y por la ilusión

y te respondí con silencio,
pisando la tierra que pisabas.

Me creíste de nuevo.

Apoyamos la espalda contra el césped fresco;
el cielo nos observaba con curiosidad;
las nubes buscaban formas en nosotros,

nos pusieron nombres.
- Destello- dijo una.
- Paraíso- dijo otra.

Una hoja se desmayó a nuestro lado,
posó su cuerpo inerte
y me preguntaste
qué estaba pensando.

Pinté entonces un castillo
en la palma de tu mano,

y tu, de nuevo,
me creíste.

Luego llego el momento
- Tengo que despedirme-
dije
y una lágrima se aferró a tu mejilla.

- Permíteme-
y la maté frente a ti.

- ¿Quién eres?-
preguntó de nuevo.

- Soy nada- le dije,
y esta vez
no estoy muy seguro
de si me creyó.

Manuel Alejandro Cruz

(Nunca fuimos capaces de cruzarlo, ni tampoco de surcarlo...)

lunes, 8 de marzo de 2010

Istambul


"Y va el capitán pirata,
cantando alegre en la popa,
Asia a un lado, al otro Europa,
y allá a su frente Istambul"
(Canción del pirata, Jose de Espronceda)



Aquí, hasta el mar es peregrino,
hasta el cielo es extranjero,
e incluso el tiempo es pasajero
y el destino triste inquilino.

Es este perdido rincón del mundo
en realidad un mundo entero,
quién sabe si el verdadero,
sin duda el más profundo.

Cuando llegues aquí, amigo mío,
procura orientarte primero
mirando al sur pesquero
de espaldas siempre al hastío.

Verás a tu derecha la azul mezquita,
burlando al sol con su paz infinita,

y a tu izquierda imponente Santa Sofía,
cuya belleza cualquier dios adoptaría.

Mientras a tus pies medusa dormita,
en lujoso palacio el sultán medita;

a un lado el sol, al otro la luna;
a una lado la tumba, al otro la cuna.

¡Dualidad infinita, existencia pura!
El pirata navega en su velero.
Sin paz yace cada guerrero
muerto sólo por su hermosura.

Sucia y limpia, moderna y antigua,
puerta de cualquier sendero;
ante todo corazón sincero,
obligada a ser siempre ambigua.

A un lado Asia, al otro Europa,
es como la vida, un misterio,
un contraste infinito, lucero
que brilla de cabo a popa.

Si alguna vez llegas a este destino
entenderás que sólo existe un camino,

la dualidad es en realidad fantasía,
una muestra del universo y su ironía.

Luz y oscuridad, muerte y vida,
la única verdad yace aquí, escondida;

E incluso si no existe esperanza alguna,
de pie Estambul resistirá como ninguna.


Manuel Alejandro Cruz
(Sin previo aviso los rayos del sol entraron en la Mezquita Nueva, para deleite de nuestro ojos)