viernes, 4 de diciembre de 2009

Los que estábamos allí

Sólo es el principio, acabamos de despertar.

PD: Madrugando, como siempre.


Los que estábamos allí no teníamos ni idea de amaneceres;
ni idea del aroma a café, del sabor de un beso.
Habíamos perdido en otra vida la noción del tiempo
y la gloria alcanzada en otra época no era siquiera
parte de nuestros recuerdos.

Contemplábamos ansiosos aquella bruma matutina
y tras el rocío esclarecedor, mirábamos el suelo atestado
de cadáveres de gorriones y tumbas de golondrinas.
¡Cuantos sueños asesinados por las lágrimas!, pensábamos,
cuando había millones de lágrimas
asesinadas por los sueños.

Pero al no tener ni idea de su consistencia,
nos tumbamos en aquel suelo, putrefacto e insistente,
y haciendo un paréntesis largo y absurdo,
nos sumimos en otro sueño primaveral
para darle más sentido a la inexistencia
de toda conocida realidad.

Nuestra conclusión fue rápida y mutua,
se posó igual que una margarita sobre una cabellera.
Y con nuestras manos temblorosas atrapamos la verdad,
la encerramos, la capturamos, la moldeamos,
y por fin logramos que, poco a poco,
tortuosa y plácidamente, desapareciera.

Los que estábamos allí no teníamos ni idea de amaneceres,
y la vida tampoco tenía idea de que hacer con nosotros.
Al final todos lo sabíamos, pero preferimos el silencio,
y vivir condenados viviendo de las ilusiones;
al ver que el universo, de quien menos se esperaba,
no tenía ni idea de nuestras decisiones.


Manuel Alejandro Cruz
(No recuerdo de dónde salió esta foto... pido disculpas)

1 comentario:

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