Segundo. No me maten, no hay jeroglíficos aún...
Tercero. Recurro a la prosa, ante la falta de poesía.
Seríamos muchos en tan poco espacio. No podríamos oírnos porque nunca seríamos capaces de callarnos. Nos pisaríamos constantemente, tropezando unos con otros. Pero, al estar tan juntos, sería imposible ver en el espejo un reflejo solitario, y eso no es malo.
Nadie viviría con miedo, o quizás tendríamos más miedo aún.
No habría accidentes mortales ni asesinatos, pero tampoco tregua para los torturados.
No haría falta la medicina. En vez de hospitales y clínicas, tendríamos parques y museos, o, en el caso más realista, centros comerciales.
Tampoco existirían cementerios, y en su lugar habría columpios, toboganes, cajones de arena y niños corriendo, jugando, volando cometas.
No harían falta los libros de historia, las cosas se contarían de frente y en persona. Nietzsche tomaría el té con Mahoma, Napoleón llamaría todos los días a Ghandí, y Schliemann estaría aún viajando, en busca de la Atlántida.
Nacer sería una suerte, comer sería un milagro, y vivir … una pesadilla.
No habría héroes, sacrificados por causas justas. Y tampoco se podría olvidar a los villanos.
Dormir no haría falta. Los sueños dejarían de tener sentido, y al hacerlo se irían las musas, el arte, la poesía y la música.
No habría para el hombre fronteras, ni bajo el mar, ni en el espacio, ni en la tierra, nada le detendría, pues la única frontera sería la vida misma.
La palabra “misterio” no existiría en el diccionario. El silencio sería visto como la más bella melodía. Y los suicidas no tendrían ningún consuelo.
Si la muerte no existiera, creo que nunca podríamos entender la vida.
Manuel Alejandro Cruz
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Las imágenes son tomadas de la página de una gran GRAN artista polaco, OmeN2501, (que espero no le moleste que las ponga aquí). Les recomiendo que visiten su galería y la de otros muchos artistas que utilizan la página de Deviantart para exponer sus obras.