sábado, 30 de mayo de 2009

Musa

Terminados los exámenes no tengo excusas, he de actualizar.

PD: Y me atrevo a publicar en la gaceta (¡por fín!)



Invisible la musa de la razón asoma
y obliga a escribir versos asimétricos
y sin rima aparente, ritmo o persona
a quien poder dedicar canto tétrico.

Detiene el tiempo pero las horas,
amiga musa, siquiera tú las detienes.
Y aunque puedas alcanzar tu gloria,
la lápida no deja aún que le serenes.

Y eres musa por igual de la historia
que de este futuro, asiduo y lejano;
tan amigable puedes resultar ahora,
pintando de azul un mañana malsano

en el cual tú, invisible, te asomas
y me obligas a escribir tus versos …
¡Qué me queda sino sonreírte ladrona
y entregar mi mano a tu pulso perverso!

Manuel Alejandro Cruz

(La foto no tiene nada que ver, los pies son míos y el vaso tiene agua)

miércoles, 13 de mayo de 2009

Poemas Históricos I

Pido disculpas por mi ausencia en este mes de Mayo. Los exámenes me impiden actualizar como me gustaría, no quiero sin embargo abandonar el blog y por eso estoy dando señales de vida.

Primero que nada, a los pocos madrileños que visitan este humilde blog, les informo de un gran evento que está organizando la gaceta Mephisto para el día 20 de este mes. Recomiendo altamente la asistencia, seguro que disfrutarán pasar una tarde distinta rodeados de literatura y arte. Para más información, les remito al blog de la gaceta: Mephisto.

Finalmente, y para no perder la costumbre de los poemas, en la entrada de hoy no les traigo un escrito mío, sino un par de composiciones dificiles de encontrar y que no muchos conocen. Son poemas que han permanecido en la historia y se han conservado hasta nuestros días, sin la fama de los grandes escritores pero con el mismo valor e incluso mayor talento.

El primero se trata de un poema egipcio, de la época del Primer Periodo Intermedio, titulado "Desesperado". Y en segundo lugar, un poema escrito por Fernando Valenzuela, valido de Carlos II, en la ciudad de Acapulco, camino a su exilio. Espero que los disfruten tanto como yo.

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Desesperado

"Hoy la muerte está ante mí,
como cuando el enfermo sana,
como la libertad
tras la detención.

La muerte está ante mis ojos,
como el perfume de la mirra,
como sentarse bajo un toldo
en un día de viento.

Hoy la muerte está ante mí,
como un camino trillado,
como cuando un hombre retorna
a su casa tras una expedición."





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Si mi mal no permite

dar treguas al tormento,
remedio es el callar;
Que no tienen los males más remedio.

Yo soy... pero ¿qué digo?
Yo fui... ¡qué mal me acuerdo!
Yo he de ser... ¡mal discurro!
Y puerto donde ignoro, ¿qué pretendo?

Otros dirán que soy,
y alcanzaré por ellos
de lástima la dicha,
que no puedo alcanzar el valimiento.

Despojado de cuanto
fue dádiva del tiempo
me vide en un instante,
ejecutando en mí justos decretos.

Por grande, me envidiaron;
¡Qué dictamen tan necio!
¡Cómo si el ser yo grande
fuera hacer a los otros más pequeños!

Conocidas ventajas
veneré con respeto;
pero la envidia pudo
vestir de otros colores mis deseos.

El ser hombre me queda,
y en todo cuanto pierdo
antes gano; pues logro
en que ninguno envidie lo que tengo.

Mas es tal mi desdicha,
que, a no ser el talento
de los cielos alhaja,
me privaron también de entendimiento.

En el mar de la corte
corrí fortuna, necio,
porque si norte fijo
todas las velas entregué a los vientos.

Estrellas me empeñaron,
que fijas parecieron,
y viendo la borrasca,
sus luces todas me negaron luego.

Golpes de la fortuna
en este frágil leño
aunque más le combatan,
va lastrando el bajel de sufrimiento.

Servir no fue delito
sin tener luego premio;
que la virtud premiada
es de la envidia declarado objeto.

Que me dejan la vida
por piedad no lo creo,
pues me la dejan sólo
para que siempre viva yo muriendo.

Por voto el que navega
la entera cuelga al templo;
¡Triste del que peligra,
Aún más que en las borrascas, en el puerto!

Veneraciones sacras
me sirven de consuelo;
mas el lugar se queda
pidiendole justicia el desempeño.

Las dos porciones mías
dividen en Toledo,
el alma me dejaron,
y para extraños climas parte el cuerpo.

¡Ay esposa querida!
No me llores muerto;
Que para mí por pena
no hay dogal, no hay cuchillo ni veneno.

Comisiones han dado
a los cuatro elementos
para que en mí ejecuten
cuanto faltó al rigor para lo fiero.

Peregrinando tierras,
surcando mares negros,
vientos examinando,
de ardientes climas registrando el fuego;

del uno al otro polo
camino, y sólo puedo
extrañar los rigores
del polo que me mira en este puerto.

Más ni aquesto me turba,
porque el noble, a despecho
de villanas injurias,
no se deja vencer de lo grosero.

¿Quíen se pudo librar
de las manos del tiempo?
Ejemplos tuve muchos,
y para muchos serviré de ejemplo.

De todo cuanto pude,
¡Qué poco agora puedo!
Que se deshace fácil
poder fundado en el poder ajeno.

Si escándalo juzgaron
mis lúcidos empleos,
apagadas mis luces,
hoy estudian en mí los escarmientos.

Pero nada aprovecha
a la ambición; pues vemos
que en las mismas ruinas
Alcázares levantan más soberbios.

Pirámides de Egipto,
del Líbano los cedros,
los unos y los otros
cenizas y ruinas perecieron.

La inconstante fortuna
en no ser fija ha puesto
su grandeza, librando
en las mudanzas su mayor trofeo.

Yo no la espero nunca,
porque constante espero
triunfar de lo caduco
y vivir inmortal para lo eterno.

Fernando Valenzuela


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(Foto: No, no es la estela del poema, es sólo una estela normal de época de Pepi II, pero ¿a qué queda muy bien?)