No quiero escribirte
ningún otro poema de amor;
ni tampoco cartas,
ni mensajes al vacío;
ni historias en las que
la última palabra
nos coloque a los dos
en el mismo camino.
No quiero esperanzas,
por lo menos no contigo.
No quiero ilusiones
que acaben en el olvido,
ni tampoco una canción.
No quiero que mires,
ni escuches, este silencio
guardado en un suspiro.
Al final sólo resulta
que da igual querer o no;
la última en hablar
no serás tú, será el destino.
Mas no quiero escribirte ya
ningún otro poema de amor,
porque el amor de verdad
es imposible escribirlo.