Cuantos Dupines y cuantos Segismundos,
con cada amanecer, inertes perecen;
unos deseando ser siempre astutos,
y otros soñando del Rey la suerte.
El camino, de por sí oscuro,
tiende además a oscurecerse;
y la única luz que marca un rumbo,
está tan tapada que no puede verse.
Ante esta realidad se vislumbran dos mundos,
que, como luz y oscuridad, juntos se mantienen;
en uno están los sentimientos y los difuntos,
y en el otro los vivos almacenando bienes.
Separándolos se yergue un débil muro,
tan impotente que es imperceptible a veces;
no impide que entre ellos se escupan insultos,
ni inconscientes se corrompan mutuamente.
Para el hombre, dualismo inmundo,
que tiene en la mujer el vientre,
el que el sueño infantil y burdo
se convierta en realidad, no lo entiende.
Y mientras la luna, en su silencio mudo,
alumbra los dos mundos sin tener que moverse,
los humanos, siempre entre Dupines y Segismundos,
vagan sin saber a que mundo pertenecen.
Manuel Alejandro Cruz
(Fue una mala idea leer "The Murders in the Rue Morgue" y "La vida es sueño" a la vez.)
BUEN PREMIO
ResponderEliminarME GUSTÓ
Gracias coco por llevarme en tu corazón. TQM.
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